César
Bona se ha hecho muy famoso en poco tiempo por haber sido elegido uno de los 50
candidatos -el único de nacionalidad española- al Global Teacher Prize, el
premio Nobel de los profesores que, el próximo 16 de marzo, la Fundación Varkey
Gems entregará enDubai con una dotación de un millón de dólares.
Para
entender por qué es tan valioso este licenciado en Filología Inglesa y
diplomado en Magisterio de 42 años nacido en Ainzón(Zaragoza), EL MUNDO se coló
el jueves en su aula y, durante un día, le acompañó en sus clases, que parecen
de El club de los poetas muertos pero con el humor absurdo de Amanece, que no
es poco.
César
Bona confiesa que él era un niño tímido "que no se atrevía" a
participar en clase y que por eso ahora se empeña en fomentar la expresión oral
de sus alumnos. Su método consiste en ingeniárselas para implicar a todos y,
fomentando el respeto, la empatía y el esfuerzo, dejar que los críos (y él
mismo) suelten su imaginación. Al colegio Puerta de Sancho, ubicado en el
antiguo barrio obrero de La Almozara, llegó como profesor nuevo el pasado
septiembre, pero ya se ha ganado a todo el mundo. Los niños se pasan el día
sonriendo y levantan mucho la mano. Casi no usa el libro de texto.
9.00
a 10.00:
La
clase de Lengua ha empezado con una calma muy poco convencional. Los
estudiantes copian tranquilos una frase de Confucio -Donde hay educación no hay
distinción de clases- de la que habla Elena, la Apuntacitas. En la pared hay
una lista bastante larga de normas: "No gritar", "Respetar al
maestro y a los compañeros", "Realizar bien la fila y salir en
silencio al patio...". Los críos no se sientan de cara a la pizarra, sino
que se miran unos a otros. Las mesas están agrupadas de cuatro en cuatro
formando cinco islas. En realidad, son "continentes" y se llaman
Lechugandia del Sur, Panizoland, Tierras Medias de Rancia, Nueva Zapatilla y Mundo
Viejuno.
"¡La
Tierra es plana!" es el tema del día. Los alumnos tendrán que exponerlo en
público el lunes [o sea, hoy] y César Bona les enseña a prepararlo. Primero
hacen un brainstorming (lo llaman "escupir ideas") y los críos van
diciendo las primeras palabras que les vienen a la cabeza. Después deben buscar
argumentos que avalen que la Tierra es plana. "Hay que hacerse
preguntas", les guía el maestro. "Cuándo se hizo plana la Tierra,
cómo, por qué... Os recuerdo que Tierra se escribe con mayúsculas".
Para
organizarse mentalmente, utilizan "una pizza con cajones", que es un
círculo dividido en cuatro porciones. El círculo representa el minuto que
durará la exposición y en cada parte, de 15 segundos, hay un compartimento
donde se escribe la palabra que mejor ayuda a recordar el argumento. Fuera del
cajón van las ideas secundarias.
El
profesor no pone pautas. Sólo les dice que investiguen en casa dos nombres:
Copérnico y Galileo. "Tenéis que asociar lo que investiguéis a nuestra
teoría de que la Tierra es plana. No sigáis ningún orden a la hora de escupir
ideas".
Cuenta
César que los padres, al principio, le miraban como si fuera un bicho raro.
"¿Qué pasa con la Gramática?", le preguntaban. "No os
preocupéis, que la vamos a dar", les respondía. "Y luego me acaban
dando las gracias. Me dicen: 'Mi hijo es mucho más empático, más autónomo, sabe
tener criterio propio, sabe reaccionar ante las injusticias...'".
¿Y
los niños qué opinan? "Es muy divertido, aprendemos de una forma
distinta", señala José Ángel Fosch. "Jugando aprendemos mejor que
estudiando", añade Raquel Lalana. "César dice que se transforma en
niño cuando llega a clase y que nos manda cosas que a él le gustaban de
pequeño. No sólo quiere enseñarnos a nosotros, sino que nosotros le enseñemos a
él, yo creo que le mantenemos la creatividad", suelta Celia García, una
niña muy grande, de una parrafada.
"Yo
creo que todo el mundo tiene un tubo que une el niño que éramos con el adulto
que somos. En algunos adultos se obstruye y en mí está abierto", dice
César Bona, casi como disculpándose.
10.00
a 11.00:
"Vamos
a jugar a las preguntas de Trivial", anuncia el profesor al inicio de la
clase de Ciencias. Coge un folio, lo dobla en ocho y reparte a cada equipo
(perdón, a cada continente) un tema relacionado con los sistemas montañosos. Se
trata de que cada niño escriba ocho preguntas y las conteste por detrás. Como
el maestro se distrae con los periodistas, los alumnos se distraen charlando.
-
Pausa, pausa, ¿quién me puede decir qué falla?, pregunta a la clase.
-
Que estamos hablando, responden los niños, y vuelven rápidamente a su tarea.
"¿Qué
tiene que haber en la base de la pizza de la educación? Respeto y empatía. Da
igual los idiomas que hables o las carreras que tengas si no te dan las
herramientas para enfrentarte a la vida y respetar al de al lado", explica
en voz baja mientras los alumnos trabajan ya en silencio.
"Obviamente,
deben tener normas de comportamiento y valorar el esfuerzo. Yo hablo
básicamente de respeto y esfuerzo, porque nada se consigue sin esfuerzo.
Partiendo de ahí, cuando ya hay unas reglas, puedes hacer cosas surrealistas.
En la escuela parece que todo tiene que ser disciplina. Aquí hay un orden, pero
no tiene que ser una disciplina impuesta. Que se les de la posibilidad de abrir
la puerta a la imaginación les ayuda a vivir más a gusto".
El
maestro consigue la autoridad sin imponerse: "Si tú gritas, los demás
gritarán más".
11.30
a 12.30:
Tras
el recreo, César Bona se va a dar Inglés a 5º A:
-
¿Cuántas veces hemos sacado el libro de texto?
-
Una vez.
-
¿Os gusta la clase de Inglés?
-Sííí.
-
¿Qué hacemos?
-
El primer día nos diste un nombre, como si fuéramos otra persona, y una ciudad,
una edad, una mascota, un edificio..., enumera Celia.
En
la clase de Inglés cada estudiante tiene un rol. Alba es Isabella Teotokópulos,
abogada de 31 años cuyo edificio favorito es un centro comercial. Unas sillas
más allá está Peter Wayne, de seis años, casado con Eleanor, de 93 años.
Alejandro es Hugh Grant, que es el padre de su compañero Humphrey Bogart y,
para más señas, el marido de la alumna Margaret Thatcher. ¿Y todo esto por qué?
"Se trata de una especie de teatro en el que cada uno tiene su personaje.
En el libro de texto vienen, en lecciones separadas, los oficios, las
nacionalidades, los estados civiles y los edificios. Aquí aprenden de forma
conjunta todo lo que tienen que saber en 5º de Primaria". ¿Y cómo se le
ocurren estas cosas? "Muchas veces, sobre la marcha. Cualquier cosa que ellos
dicen te inspira".
"Cuando
daba clases particulares de Inglés a alumnos de Bachillerato, veía que sabían
hacer frases condicionales, pero no pedir una barra de pan. El aprendizaje de
idiomas tiene que servir para comunicarse". Así que los alumnos
escenifican un supermercado y uno hace de cajero y otro de cliente. Entre toda
la clase elaboran una lista de vocabulario. "Hay más implicación, porque
están creando sus propias lecciones, a diferencia del libro de texto, que lo da
todo hecho". Y esas escenas del supermercado también las extienden a la
calle o a una tienda de ropa. "Se va construyendo
algo real, no simplemente rellenan huecos".
15.30
a 16.15:
Tras
el descanso del almuerzo, los alumnos de 5º B proyectan el corto de terror en
blanco y negro que rodaron para Halloween, Qué ocurrió en Sancho's Gate.
"Lo hicimos en cinco días", se enorgullece César Bona, director y
montador amateur. "El lunes, ellos trajeron sus guiones y esa misma tarde
los transformé. De martes a miércoles repartí los papeles. El miércoles
rodamos, el jueves doblamos y el viernes se lo mostramos al cole". El
papel de héroe protagonista se lo dio un niño que era muy tímido y que, desde
entonces, se muestra más expresivo. "Su madre me dice: 'No puedes ni
imaginar cómo se siente ahora'". Todos los alumnos tuvieron una
participación importante en la película.
16.15
a 17.00:
Al
finalizar el día, César Bona ensaya con los chicos una actividad para celebrar
el Día de la Paz. Se trata de que todos se pongan en corro y le digan al que
tienen a la derecha una cualidad que vean en él. Los niños se ponen nerviosos,
balbucean, no saben qué decir. César Bona repite el experimento, pero esta vez
hay que decirle algo malo al de al lado. En esta ocasión, el juego va fluido.
Se les ocurre todo tipo de adjetivos. "En 30 segundos habéis expresado lo
que no habéis logrado en cinco minutos. ¿Por qué nos da tanta vergüenza decir
algo bueno a los demás?", plantea el maestro. "Es urgente que se
incluya la educación emocional en las escuelas".
Llega
la hora de irse a casa y los alumnos recogen todo, se ponen el abrigo de forma
ordenada y salen en fila. Llevan pocos deberes. "De niño, tras salir de la
escuela, mi madre me lanzaba el bocadillo por la ventana y me iba a jugar.
Quiero que los padres disfruten de sus hijos y que los hijos disfruten de la
infancia".
Los
proyectos que avalan su candidatura:
- EL
CAJÓN FLAMENCO. En su primer destino, en un barrio multicultural de Zaragoza,
había niños que con 10 años no sabían leer. Uno tocaba el cajón flamenco y
César Bona le pidió que le enseñara. Cada día practicaban antes de clase. Los
demás críos se unieron y empezaron a ir al colegio con ganas.
- CINE
MUDO. En Bureta (258 habitantes), el colegio sólo tenía seis alumnos. Y dos de
ellos no se hablaban porque las familias estaban enfrentadas. Se le ocurrió
rodar una película de cine mudo con ellos dos de protagonistas. Todo el pueblo
se implicó y los niños se reconciliaron.
- ABUELOS
EN PRESENTE. Para aprender a respetar a sus mayores, los alumnos de Bureta
rodaron un documental etnográfico. Primero los abuelos decían lo que hubieran
querido ser, pero luego cambiaban el tiempo verbal, del pasado al presente, y
los niños les ayudaban a realizar su sueño.
- PROTECTORA
DE ANIMALES. Los alumnos de Muel crearon una ONG virtual que empezó por lograr
que el alcalde prohibiera los circos con animales y ha acabado como una potente
red mundial que amadrina Jane Goodall. Han hablado en las Cortes y dan charlas
(en inglés) en varios países.

Artículo del periódico el mundo:
http://www.elmundo.es/espana/2015/02/02/54ce67d3e2704e3f168b457e.html